Varkala

El paraíso magnético de Kerala

Playa

January 20, 2018

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Destino la India

Enero-Febrero 2018



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A Varkala se viene por la playa, el yoga, el ayurveda, conocer a otras personas… ¡Y a menudo nos quedamos más de lo esperado!

Después de las atestadas y polvorientas ciudades del norte de la India, después de dos meses de ropa cubriendo el cuerpo de pies a cabeza con un calor inhumano, después de cuarenta y seis horas en tren desde Delhi a Kochi, y después de cuatro más para llegar a Varkala, nos preguntamos: ¿todo para esto? Al salir de la estación, uno descubre una ciudad sureña sin encanto particular, aparte de la luz dorada que la envuelve

Sólo después de 70 rupias y dos kilómetros en rickshaw descubrimos, desde lo alto de un acantilado anaranjado, el mar de Arabia, majestuoso, recibiendo los últimos rayos de sol con un suave calor. Este acantilado ocre es el secreto de Varkala. «Es un lugar magnético», dice Kamaraj, doctor en ayurveda, maestro de yoga y dueño del estudio Yoga Mandala.

Yolanda, joven europea que llegó hace tres años, ahora propietaria de una casa de huéspedes en el dique, confirma: «Es un lugar donde la magia es parte de la vida cotidiana, pero para verla debes tener los ojos de la magia». Y añade: «Aquí todo es posible». Es verdad.

Desde el siglo XII, Varkala es un sitio de peregrinación hindú. Sin embargo, solo ha sido en los últimos veinte años cuando turistas de todo el mundo han venido al lugar, algo que resulta en un espectáculo increíble. Las pieles blancas, o más bien rojas, de los viajeros, comparten la playa principal con elegantes saris multicolores y mundus, la vestimenta tradicional de los hombres de Kerala. Las mujeres que opten por el bikini deben ser conscientes de que atraerán la atención de los hombres cuya discreción no es la cualidad principal. Desnudarse para ir a nadar no es parte de la cultura modesta del país. ¡Aún menos hacerlo para tomar el sol! Coquetería india: la piel debe ser lo más clara posible. Así pues, sacar una foto de los turistas en traje de baño se ha convertido en un juego común, sin ninguna maldad.

Un consejo: ¡negocie!

Al subir las empinadas escaleras, cavadas torpemente en el acantilado ocre, se llega a un dique lleno de mercaderes. Ropa tie and dye, artesanías tibetanas, joyas con perlas, plumas… Todo está hecho para aliviar a los mochileros de sus rupias. Veinte minutos de caminata a lo largo del dique le permitirán experimentar infinidad de Namaste, Come to my shop y 99% just for you! Al final nos acostumbramos. Los precios nunca se muestran, así que el consejo principal es: negocie.

Por la noche, el aire huele a ajo y pescado a la parrilla. Los muchos restaurantes están iluminados por velas con un brillo cálido. El ambiente lo marcan las chozas de paja al borde del agua, hechas con todo y nada, que están muy a menudo bellamente decoradas.

En muchos locales hay un árbol de coco que todavía crece en el medio del restaurante. El cocotero es el rey. Se prefiere construir alrededor del árbol en lugar de cortarlo. La leyenda incluso dice que es gracias a sus poderosas raíces que el dique no se colapsa. Los dueños de los restaurantes buscan atraer a los clientes desempacando la pesca matutina en los puestos: cangrejos, langostas, gambas, calamares… Varkala es un destino ideal para disfrutar de mariscos, que se cocinan según los deseos del cliente. Una vez más, los precios de los platos nunca están indicados en los menús. Será necesario armarse de paciencia y negociar otra vez, especialmente porque los precios en temporada alta (diciembrefebrero) pueden ser muy elevados. Además de mariscos, la mayoría de los restaurantes sirven platos del norte y el sur de la India, así como especialidades continentales. La mayoría de las veces se trata de cocina italiana, griega, israelí, nepalí, japonesa, mexicana, china… Incluso Francia está representada en los menús: la crêpe de plátano y Nutella se ha convertido en la merienda clásica de después de la playa.

Si nos ha encantado la comida, podemos pedirle al cocinero que nos transmita sus talentos. La mayoría de los establecimientos ofrecen clases gratuitas de cocina. Sin embargo, la desilusión puede ser importante, ¡pedir lasaña a un cocinero nepalí puede dar lugar a una experiencia surrealista!

Sin embargo, la mayoría de la gente no solo viaja para disfrutar de las olas y el sol. Aquí, el turismo de bienestar y para mantenerse en forma se ha desarrollado.

Desde muy temprano, la playa despierta al ritmo de los saludos del sol. Encontramos clases de yoga de todo tipo, meditación, reiki… Hay algo para todos los niveles, aunque la calidad de los profesores es muy diferente. «No todos los que ofrecen clases de yoga son maestros», dice el gerente de una posada que prefiere permanecer en el anonimato. También abundan centros de masajes, programas de desintoxicación, salones de belleza y clínicas dentales. Los más aventureros optarán por probar el parapente y el surf, a pesar de que las olas matan cada año… No en vano, las playas de Varkala se encuentran entre las más peligrosas de Kerala.

La esperanza de un milagro

Para algunos, Varkala es también la última oportunidad. El dique se ha convertido en la meca del ayurveda, medicina tradicional de la India. Los pacientes con cáncer a los que la medicina occidental ha condenado vienen aquí esperando un milagro a la sombra de los cocoteros.

En este lugar estamos lejos del turismo de masas y de los jóvenes mochileros que vienen buscando drogas baratas. Aquí reina un espíritu abierto y benevolente. Por la noche, en la playa o durante grandes cenas internacionales, se habla de lectura espiritual o del último remedio ayurvédico. Y esto incluso si después de un día muy saludable de yoga y zumo de sandía nos damos el gusto de tomar una pequeña cerveza o un cóctel. No se sorprenda si le piden que esconda su botella de cerveza debajo de la mesa, el alcohol está oficialmente prohibido en Kerala. Pero como un jefe de restaurante dice sin rodeos: «¡Larga vida a la corrupción!». Con esta frase, lo que se entiende es: un pequeño bakchich al policía y él cerrará los ojos…

Sin embargo, en este lugar, más que de lo que hacemos, la magia resulta de las personas que conocemos. Como esta mujer inglesa, muy conmovida por un incendio que devastó varias tiendas en el acantilado. Modestamente, activó su red para recaudar fondos. Una semana después, ofreció 1 500 euros a los habitantes que habían perdido sus negocios y su hogar. O este señor estadounidense, que abrió una cafetería y ofrece alojamiento y refugio para viajeros a cambio de que le ayuden en el servicio. También está este otro hombre, venido de Macedonia, que ha experimentado el silencio durante diez días. Todas las tardes, al atardecer, sin decir palabra, reúne con un gesto de su mano y una buena sonrisa a todos los viajeros. Diez minutos después, treinta personas en círculo se ríen juntas en la playa. A veces no necesitamos palabras. Este otro hombre, es de Darjeeling por parte de madre y de Kerala por parte de padre. Llegó a Varkala a los 14 años y comenzó con trabajos ocasionales y solo una idea en mente: la de tener su propio restaurante algún día. Cocinero, camarero… lo probó todo. Hace cuatro años conoció a una viajera española. Ella también había venido de vacaciones. Y todavía está aquí. Hace un mes, el que se convirtió en su compañero abrió su primer restaurante. Lo llamó sencillamente El Darjeeling. En Varkala cualquier cosa puede suceder, lo raro es no alargar la estancia.


GUÍA PRÁCTICA

CÓMO LLEGAR

En avión: El aeropuerto de Trivandrum es el más cercano, se encuentra a unos 50 kilómetros de Varkala. Para llegar a la playa, el tren es la solución menos costosa. Desde la estación, tome un rickshaw hasta el dique (alrededor de 80 rupias). Más caros, pero más cómodos, los taxis también hacen el viaje entre el aeropuerto y la playa.

En coche: Varkala está conectada por carretera a la mayoría de las principales ciudades de Kerala.

En autobús : Hay autobuses regulares que conectan Trivandrum a Varkala. El trayecto dura una hora y media.

En tren: Varkala está bien conectada a la red ferroviaria. Casi todos los trenes paran allí.

Dónde desayunar: En el Coffee Temple. Por su ambiente relajado, deliciosos zumos de fruta, hamacas y camareros de todo el mundo, viajeros alojados por el propietario.

Dónde comer: En Abba. Por su cocina cuidada y variada, y la sonrisa de los miembros del equipo nepalí.

Dónde cenar: En el Café Darjeeling. Encontramos a los mejores chefs de la zona y el ambiente es agradable.

Dónde dormir: En el On the way. Sin duda el albergue juvenil más hermoso de la India. Su dueña, una artista de origen español, pinta de mil colores todo lo que tiene a mano.

Dónde tomar una clase de yoga: En el estudio Yoga Mandala. Recomendado por los seguidores y bastante barato, ofrece diferentes tipos de yoga para todos los niveles.

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