La leyenda de Mokokchung

Noreste

January 20, 2018

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Destino la India

Enero-Febrero 2018



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Según una leyenda local de Mokokchung, los Ao Nagas provienen de las seis piedras. Considerada la capital cultural y tradicional de este estado indio del noreste, Mokokchung también ofrece una multitud de bellos paisajes.

Mokokchung, una región pintoresca en el estado de Nagaland (Noreste) que alberga a la hospitalaria tribu Ao Naga, parece ser el lugar pacífico y surrealista en el que todos soñamos vivir. Desde Dimapur o Kohima, el viaje de 30 minutos en helicóptero ofrece vistas de los valles repletos de rododendros y de habitantes que celebran la vida cotidiana. Sin embargo, las carreteras son mejores hoy y también permiten la opción de desplazarse en coche. Viajando a través del distrito de Wokhla, Mokokchung está a unos 165 kilómetros de la capital del estado, Kohima, desde donde salen vehículos privados y públicos.

De acuerdo con nuestro conductor y el guía local, Ratan, Ungma es el pueblo más grande de la tribu Ao. «Hay una vista perfecta de la puesta del sol, que es el telón de fondo ideal para las estatuas de los antepasados nagas». Mientras íbamos parando en algunos lugares, Ratan agregó: «Mi aldea favorita del día es sin duda Longkhum. Nuestros pueblos son hermosos y muy diferentes de vuestras ciudades». Una de las crónicas populares locales que nos contó Ratan describe cómo la tribu heredó su nombre.

Los antepasados de Mokokchung llamaron a esta área Longterok, que significa seis piedras. La tribu Ao Naga practicaba principalmente el Jhoom, una forma de cultivo itinerante. Solían moverse de una aldea a otra, cruzando el río Dikhu, pero finalmente se establecieron en Ungma. La palabra Ao significa ir o desplazarse, lo que describe cómo la tribu se iba y dejaba atrás sus casas. De manera similar, el nombre Mokokchung (que designa el distrito y la ciudad) tiene un significado. Nos explica que a los aldeanos no les gustaba realmente moverse de un lugar a otro. Mokok significa a regañadientes, mientras que Chung significa personas.

Un mercado después del crepúsculo

Llegamos a Mokokchung en el momento en el que el sol se ponía en el valle. Es una ciudad bonita, con casas encaramadas en la colina, y fuimos recibidos por un repentino aguacero. Queríamos explorar algunos pueblos de Nagaland durante los siguientes dos días y descubrir las comunidades locales y su vida tradicional. El Día de la Independencia acababa de celebrarse y las guirnaldas tricolores todavía flotaban en los mercados. Los vendedores eran en su mayoría mujeres que proponían sus excedentes de encurtidos locales, King Chillies y verduras frescas, mientras que los hombres perdían sus salarios diarios en el juego con el mayor fervor jovial. Hambrientos, probamos rápidamente algunas especialidades locales, como un delicioso pollo con brotes de bambú.

Las tribus, los pueblos y sus fiestas

El paisaje cambió por completo cuando entramos en Nagaland. Mi compañero de viaje, un ingeniero civil que estaba trabajando en una de las obras de las carreteras del noreste, se alegró de ver estos cambios. «¿Has visto que los templos que vimos en las carreteras se han convertido ahora en iglesias?», preguntó Arnab. «Aprendí cómo las iglesias bautistas han convertido a la mayor parte de la población Ao Naga y, si te fijadas bien, estas iglesias no son muy viejas», añadió cuando fuimos a explorar Mokokchung el segundo día

Mientras continuamos nuestro viaje, Ratan explicó que los Ao Nagas son en realidad mongoles y pertenecen a cinco clanes: Longkumer, Kechutzar, Pongener, Jamir y Atsongchanger, divididos en dos zonas llamadas khels. «Se nos permite casarnos entre personas de diferentes

clanes; anteriormente, el matrimonio dentro del mismo clan estaba prohibido», explicaba Ratan. Llegamos a Mokokchung justo después de la fiesta de Tsungremong, una importante celebración de la cosecha que tiene lugar en la primera semana de agosto. Aparte de esta, el Moatsu, a principios de mayo, y Navidad, se han convertido en los festivales populares más importantes de los últimos años. Si tiene la oportunidad de asistir a estas celebraciones, experimentará la vivencia tribal por excelencia.

Pueblos como Ungma, Longkhum y Chuchuyimlang, conocidos como los «pueblos de los festivales» de la región, nos recibieron en lugares intactos y con historias que quedarán grabadas en nuestra memoria. Ratan nos acompañó a los pueblos cristianos de Mopungchuket, Yisemyong e Impur, y luego partimos a unos 12 kilómetros de la ciudad de Mokokchung hacia las cuevas de Langpangkong. Fue principalmente una descarga de adrenalina, ya que una caminata de una hora por un camino empinado y pedregoso no fue fácil.

La caza a los rododendros

Para nosotros se trataba principalmente de completar la lista de cosas que hacer. Estos árboles altos que bordean los caminos con una profusión de flores de rododendro son irremediablemente románticos.

Ratan nos aconsejó que los buscáramos por el camino de regreso a Kohima, en el valle de Dzukou o en el monte Japfu.

El día de la vuelta, posaron para nosotros bajo los rododendros unas mujeres tribales vestidas con trajes de guerreros tradicionales, hermosos chales negros y rojos tejidos a mano y con una banda blanca decorada, la cual representa la valentía contra sus enemigos.

Sorprendentemente, encontré estas aldeas nagas más modernas de lo que pensaba. Las costumbres y el conocimiento van de la mano en Mokokchung. Como en el viaje no experimentamos realmente una cultura tribal, nuestro agente de viajes nos aconsejó ir más lejos para ver pueblos tribales reales. Ratan nos dijo que regresáramos más tarde, entre octubre y abril, cuando el clima es seco y con un frío extremo, para tener una experiencia diferente. La puesta de sol teñía el cielo de púrpura cuando regresamos a Mokokchung para saborear lo que podríamos llamar un suntuoso desayuno tardío de especialidades de cerdo con arroz y humeantes platos de jugosos momos de cerdo. Si bien una excursión de un día a la tierra mística de los Nagas es, por supuesto, fascinante, todo un fin de semana para disfrutar del aire fresco es sin duda inolvidable.

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